martes, 18 de mayo de 2010

1-32-23-25

Estaba en un cuarto desconocido. Y yo tenía prisa. P-r-i-s-a.

Volteé a todos lados, buscando alguna salida porque yo tenía que largarme ya. Estúpido cuartito pudo haber sido más despejado, pero tenía un montón de sillas y mesas, todo de madera y las paredes en tonos café, yay yo por la diversidad, ¿eh?

Comencé a exasperarme, y un sujeto se acercó a mí. Me era conocido, el tipo...

En cuanto lo vi me sentí menos confundida. Comenzó a hablarme de manera familiar acerca de cosas triviales, y me comentó acerca del cambio de número telefónico en su casa. Con considerada atención hacia mí, pensando que alguna vez pudiera yo necesitarlo, me lo dio.

- 1 32 23 25.

Y desperté.