lunes, 27 de agosto de 2012

"Tengo miedo de morir mañana porque no me habré dado cuenta hoy de lo feliz que he sido ayer"


Cuando lloro lo hago de manera estruendosa. Mi respiración se entrecorta, gimo, moqueo, me quejo y mis hombros espasmean; a veces creo que si tuviera la oportunidad lo haría todavía más alto. Es por eso que trato de no hacerlo a menos que esté sola, y generalmente ya no tengo ganas para cuando puedo hacerlo.

Es una cosa difícil de comprender, y aunque leí los mensajes y confirmé la noticia, lo único lógico que podía hacer era negarlo.

Todo eso es ficción, todo es un enorme cuento lleno de malentendidos: todo esto no está pasando.

Tomé temblando la mano de Gladyss, mientras la gente nos miraba como las extrañas que éramos. Mi lengua no coincidía con los supuestos pensamientos coherentes que tenía, no dije nada inteligente al saludar a las personas allí, y tampoco supe qué sentir los noventa segundos viendo el féretro abierto.

Hablaba sólo diciendo cada cosa que pensaba, hasta que alguna tuviera sentido.

Era tan joven. Tan alegre, vivaz, trabajadora, bella, talentosa, amiguera, decidida, tierna, con ganas de vivir: de superarse. Yo la admiraba. Era más chica que yo, pero yo la admiraba de una manera distinta, de una manera a la que no había admirado a nadie. No era su actitud, ni sus conocimientos, pensamientos, acciones; ella era tan normal como podía ser una chica de dieciocho años.

Su padre dejó su madre, a su hermano y ella cuando eran niños, y sólo hacía un año su madre había muerto de cáncer, su hermano ya se había ido de la casa y formado una familia. Ella estaba sola, y sola logró salir adelante. Trabajaba, administraba su dinero, pagaba las cuentas, atendía su casa y su persona. Era esa fortaleza, esa manera tan inocente y natural suya de salir adelante aunque la vida fuera la perra que todos conocemos: esa era mi admiración.

"La verdad es que sí pensé que era mejor estudiar" recuerdo haberla oído "superarme a mi misma, hacer algo además de trabajar en ese lugar. Pensé en mi mamá, en que eso hubiera querido, que yo fuera mejor, pero también lo hago por mí". Todos estaban ya con varias cervezas encima, pero tengo en la mente sus palabras, y lo grandes que me parecieron.

Después de algunas horas salimos: yo seguía hablando, mencionando cada que cosa que recordaba.

"Todos ellos estuvieron con ella" pensaba y decía "en el hospital, en la escuela. Me dan celos... Quisiera haberlo sabido, haberla apoyado. ¿Sabría ella que yo estaría aquí, llorándole, recordándola? ¿Sabría que entre toda esta gente incontablemente más importante que yo, estaría pensando en ella?" me deprimía "yo no era nadie, nada importante."

Gladyss me interrumpió.

"Claro que eras alguien. Eras Fátima."

Me quedé pensativa.

"Fue bueno conocerla."

"Y ella también tuvo suerte de haberte conocido. Todas las personas que te conocen tienen suerte de hacerlo, porque eres una persona especial. Eres única."

"Siempre me gustó que estuviera feliz. Siempre quise hacer pequeñas cosas que la hicieran sentir mejor. Si se sentía triste le decía algo: porque yo confiaba en su fortaleza, y yo de verdad estaba segura de que era tenía la capacidad de sobrellevar cualquier cosa, de superar todos los obstáculos. Yo confiaba en su fuerza. Yo confiaba en su fuerza.
Yo confiaba en su fuerza y ahora aquí estoy, en su funeral."

Rompí al llanto.

Los espasmos en la espalda, los lentes empañados, las rodillas abrazadas, los gemidos de dolor.

Gladyss me abrazaba, y alguien se sentó a mi lado.

Lloré lo que fuera suficiente. Si sentía que se iba acabando me exprimía como un trapo hasta que no quedaran cosas innecesarias.

Fue una cadena de pensamientos rápida la que sucedió mientras mis ojos se ocupaban en llover.

Ella me agradecía cuando la animaba o la ayudaba, con esa sonrisa infaliblemente sincera. Ella lo sabía, sabía que yo era importante.
Tuve suerte de conocerla.

Tuvo suerte de conocerme.

Tuvimos suerte de conocernos.

No dejaré que la tristeza reemplace todas las lecciones que me diste sin saber.

Gracias, Iliana.
Descansa en paz.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Un tag que no extrañaba.


Presumiblemente en algún momento me dejó de importar la gente.
No un completo desinterés, sino, verdaderamente mis sentimientos hacia la gente no podían pasar del aprecio, y poco a poco la niña tierna que abrazaba demasiado se perdió entre limitadas respuestas cordiales.
Quién sabe dónde habrá quedado esa parte de mi, si la habré tirado en el camino o la habré guardado en un escrito.

Siempre me han invadido los celos en cuanto al amor respecta. A mis amigos, eso es.
El amor a mis amigos es una de esas sogas que uso en el cuello y jalo sola.
No quiero ser la única, pero quiero ser especial. Tengo esa egocéntrica manía de creer que aporto algo a la gente, algo que no van a encontrar en otro lado, ni en la misma cantidad ni de la misma manera.
Cada comentario que doy, cada consejo y cada halago son distintos. Mi manera de agradecer en cada espacio de internet que tengo, la manera de felicitar en los cumpleaños, mi manera de decir "te quiero". No se repiten, así sea una sola persona que me dejó un comentario en el blog, nadie recibirá esas mismas palabras en ese mismo orden e intención. Porque quiero que se sepan especiales. Para que ambos lo seamos, el uno para el otro: que ese momento sea de un color diferente y recordable.

Me purga ver como paulatinamente la gente que ha conseguido mi cariño (ni siquiera yo sé cómo lo han logrado, sólo sé que están ahí, en mis entrañas) me olvida como si fuera tan fácil.
Amo pasar tiempo a su lado, hacerlos reír, escuchar sus pláticas, compartir lo poco que sé, lo mucho que imagino: estoy enamorada de ustedes, mis amigos, enamorada de nuestra amistad.
Ver como prescinden de mi tan fácilmente, de la sencillez con la que me olvidan o reemplazan, la manera en la que es difícil extrañarme me envenena poco a poco.

Hace tiempo que no sentía algo así. Desde el gran drama entre Leo, Talia, Gladyss y más de la mitad de las personas que conozco viví en una hermosa indiferencia en la que estrechar lazos de afecto con alguien era un idioma que no hablaba o interesaba hablar; y aunque me acerqué a varias personas, salvo Adi, francamente ninguno me importó hasta después.

Celos.

Tengo celos de la brisa que acaricia tus cabellos
De la arena que roza tu piel...

Celos de que puedas seguir caminando sin mí, sin mirar atrás, mientras yo camino dejando un espacio por si quieres regresar.

martes, 21 de agosto de 2012

Reparando la visión reflejada en el espejo


Cuando pienso en ello, me frustra mi confundida noción del tiempo últimamente. Ni siquiera puedo decir sinceramente "estos últimos días/meses" porque no tengo idea de cuándo comenzó, porque a cada paso que doy siento que ese es apenas el inicio, que falta mucha senda.

Pero aún así, mi cuerpo resiente los días, los viajes, la pesadez de los sentimientos, las malas mañas...

Estoy bien pinche confundida.

¿Cómo funciona esto?

En mis vacaciones estuve preocupada por demasiadas cosas, y apenas sentí que los días estaban "libres". Pero ahora que las cosas tienen un curso mejor definido, estoy nada más aquí sentada esperando a que llegue el día en que algo pase.

Sólo me levanto de la cama para ir a correr en la mañana y comer lechuga, lo que no es nada divertido...
Limpiar la cocina y arreglar la ropa no eran precisamente las grandes expectativas que tenía de mi vida. No tengo nada qué hacer y me siento inmensamente inútil de esta manera.

Cada vez que leo el blog de Shinobu y de cómo habla acerca de aprovechar el poco tiempo que le queda en su ciudad y sale por ahí y pinta y tiene proyectos y es toda feliz a pesar de las circunstancias que se le presenten digo: ¿qué carajos estoy haciendo de mi vida?

Para jodidos últimos meses que me quedan en Durango lo único que he hecho es renegar acerca de cómo a mis supuestos amigos no les interesa pasar tiempo conmigo, pero pienso que lo que debería de preocuparme realmente es por qué a mí no me interesa pasar tiempo conmigo.

Caramba, que tengo todo el día libre (cosa que ya hubiera deseado todo el semestre pasado, estudiando dos carreras) y no se me ocurre nada interesante en qué invertir mi tiempo. ¿Dónde quedaron esos proyectos que tenía en mente, esas metas, esa fantasiosa idea de felicidad que me daría poder hacer algo?

Así que he decidido hacer algo. Reorganizar mis prioridades y quitar del número 1 "quejarse como una nena porque mis amigos no me pelan" y colocar "ser feliz con uno mismo y conseguir una vida".

Iré paso a paso, comenzando en media hora a partir de la publicación de esta entrada.
Suerte, pequeña niña Waffle: suerte.

sábado, 18 de agosto de 2012

Esta entrada es una cortina de humo para ocultar el hecho de que soy una cabra



Es facílísimo dejar que la gente le fastidie a uno la vida, a veces ellos ni siquiera se tienen que esforzar. A veces, en realidad, es uno mismo quien se fastidia la propia vida.

Lo que haga uno en la intimidad del cuarto, del clóset, del baño y del consultorio médico debería ser asunto del interesado nada más, pero resulta inevitable a veces que las cosas salgan a la luz.

En tu cara están escritas las caricias de la noche anterior, los números que aumentaron o disminuyeron en tus últimos análisis médicos, las cosas en el cuerpo que hoy te gustaron más o menos, la satisfacción de verte bien en lo que llevas puesto, o la incomodidad de la ropa que usas.

Somos humanos. Y nos tropezamos con nuestros pies y nuestras lenguas muchas veces.




Ese día me sentí bonita.

No todos los días tengo ese privilegio, así que fui codiciosa y decidí sentirme bien todo el día.

Sonreía, estaba ligera, y aunque ese día no fue el mejor, yo había decidido sentirme bien: bien y bonita.

Quise compartirlo, compartirme, quise decirle a alguien: hoy me sentí bien.

Somos humanos. Y nos tropezamos con nuestros pies, nuestras lenguas y comentarios en el internet.

"¡Con que poco te sientes bien!" pensé después de leer las reacciones.

Los días pasaron, y ya no recordaba ese día en que me sentí bien.

Cerré la página, respiré, y decidí no volver a compartir a algunas personas si me siento o no bien. 

De ahora en adelante, sólo me sentiré bien.


jueves, 16 de agosto de 2012

El reporte del clima y el volcán

Había en la puerta de acceso a la central de autobuses seis personas ofreciendo taxis a todos los transeúntes que salían. Yo sentía como paso a paso me burlaba de todos ellos y de su día de trabajo caminando hacia el puente peatonal, cruzando, bajando, dando una vuelta a la izquierda y entrando a nuestro hotel.

También era bonito, aunque menos escandaloso que el anterior.

Dejamos las cosas en la pequeña habitación, donde nos instalamos y procedimos a perdernos en la ciudad.



 
 

1. Fachada lateral de la Catedral. 2. ¿Palacio de Gobierno...? 3. Fachada principal de la Catedral (?) 4. Un compa vestido de la muerte pidiendo dinero. Volteó a la cámara porque sabía que lo estaba fotografiando. Huí para que no me cobrara (...y acabo de darme cuenta de que el mapa tiene un "puto el que lo lea" maldita sea, me había salvado de ser puto hasta este momento)


Ya habíamos ido un par de veces a Puebla, pero generalmente nos quedábamos sólo un día, así que las ciudad nos quedaba grande para visitar, fue por eso que decidimos extendernos en la visita y hacer tres días de sólo Puebla.

Quería también investigar acerca de la BUAP, considerando mi deseo de vivir en otro lado.



 
 

La divertida y ñoña sala lúdica en la que hubiera querido poder jugar u_u. (Y mi mamá siendo un arcángel)

 
Te podías vestir y tomarte fotos en el marco~~!!! (o al lado de una estatua de madera de un Rey)
Era todo divertido! XD Había una chica extranjera paseando por allí y se puso un vestido y sólo supe que tenía que tomarle una foto porque era muy mona. Luego mamá quiso tomarme una a mí, pero yo sólo sé ser una payasa~



Proceso para hacer una máscara.
Era obviamente como la imagen del pato


Había salas lúdicas en los museeeeoooooosssnnnnnnggghhhh~~

Yo hubiera sido tan puercamente feliz de niña siendo toda nerd allí. Tan sólo miren las fotos y las actividades! Aaarghhskdjblsidjb Mamá y yo queríamos jugar, pero Papá estaba todo amargado y ya quería irse, aunque igual pudimos tomar un par de fotillos y hacerle al tonto por ahí.

El museo con esta sala lúdica no suele tener sala permanente, así que se conforma de sólo exposiciones temporales. Recuerdo y atesoro el conocimiento que adquirí la primera vez que fui allí, a una fantástica exposición acerca de los proyectos laudísticos de da Vinci, con muestra de más de 100 instrumentos musicales que él había diseñado.
Esta vez la exposición era arte moderno local.
Como me enferman esas cosas. Pero quiero decir, casi literal. Me estresan cabronsísimo mucho ese tipo de exposiciones "alternativas" con una pantalla de televisión con nieve escuchándose por toda la sala y pedazos de muñecas sobre una bandeja y... No. Lo siento, no. Hice mi esfuerzo al entender el cubismo viendo de fijo  algunas piezas de Picasso en España hasta que alguien me regalara un folleto porque no entendía ni madres por fin lo logré, pero es que no, esas cosas de verdad no son lo mío.



 
 



Otro de los museos a los que fuimos fue el de la casa de los hermanos Serdán.
Ah, cómo sufro en los museos de historia...
Si bien se le enseña a todos lo básico acerca de la historia de México, la verdad es que pocos prestan atención y mucho menos retienen la información.
La situación política del México del porfiriato, las represiones, los constantes engaños, tráfico de influencias y esos destellos de revolución que se veían... Duelen.
Yo sé que qué marica me oigo, pero de verdad que me emperra saber que todos en esa casa estaban haciendo lo que creían mejor para el país, para la soberanía y la libertad... Que hombres y mujeres murieron, fueron encarcelados para que la pinche gente tuviera algo decente y luego sólo te das cuenta de que los mismos pinches ricos siguen gobernando y que realmente nada cambió sólo supieron disfrazarlo y poco a poco nos fuimos conformando con la injusticia y ahora es de lo más normal la pinche burocracia, las represiones, el nepotismo, conformismo, la huevonada del pinchi pueblo y no sólo eso, noooo, ahora tenemos aparte los putos hipsters diciendo que "ay, qué pinche mainstream la gente luchando por sus derechos, si al final ni van a lograr nada, y qué hueva con los hippies esos amlovers haciendo sus marchas por un México que ya está vendido: pérdida de tiempo". Como si no fuera suficiente con que el pueblo esté pendejo, el gobierno jodiendo la vida como para que aparte los pseudointeligentes jodan a la única pinche gente que quiere hacer algo por el país y ya me voy a callar porque luego me dan un levantón y ya no tienen a su cuadrito de harina que les cuente cositas estúpidas.

En fin, la sala lúdica de este museo también estaba chida.



 
 

Fuimos a muchas iglesias. Pero es que de verdad hay demasiadas...
1. Convento de no sé qué. Famoso por tener adentro un altar súperperronsísimo pintado en oro. Cuando fuimos en la noche había una boda. No me imagino cuán bañadísimos en dinero debieron de haber estado para poder hacerlo. 2. Altar pintado en oro de la imagen "1". 3. Iglesia random. Hasta las iglesias random son muy chidas allá. 4. Iglesia a la que no entramos, la foto la tomé desde un auTO EN MOVIMIENTO WUOOO!! 

 
 

Fuimos a Cholula, donde por fin me sentí "en casa".
No sé a ustedes (significado: díganme si es así) pero a mi me encantan los pueblitos pintorescos en donde no pasa nada más que el comercio, los turistas y las fiestas locales en su mayoría religiosopatriótico. Ojalá y cuando me jubile y no tenga nada qué hacer más que dejar correr la felicidad y el pacifismo sobre mi cuerpo pueda quedarme en uno de esos pueblitos, vegetando hasta que la tierra me haga suya.



 

En la cima había una iglesia.
¡Noooo, pero qué raro!



 
Para mí esa iglesia fue una experiencia distinta -al menos arquitectónicamente- porque en la parte de arriba tenía una especie balcón que recorría incluso arriba del altar.

De verdad discúlpenme por hacer entradas tan largas que a nadie le interesan. Sólo quería intentar algo nuevo D:
Luego volveremos a la programación anterior.



 



viernes, 3 de agosto de 2012

Cuencamé es de los tlaxcaltecas y ya nada volverá a ser lo mismo

Detesto las vacaciones.

Cual reflejo pavloviano he aprendido en los últimos 8 años desde que dejamos de vacacionar para pasar a visitar a los pajarillos que se han ido del nido paternal son sólo un encierro incomunicado con personas con las que estás destinado a pelear por alguna estupidez en algún punto del día.
Aún cuando ha habido sus excepciones, esa enorme y desagradable experiencia me hace rehuirle a salir de la ciudad con mi familia, y es por ello que intento quedarme aunque nunca tengo éxito.

Maravillosamente, mis padres decidieron no ir a visitar a mis hermanos, puesto que la semana anterior ellos habían viajado hasta acá, así pues, buscamos un lugar para viajar, y terminamos yendo a Puebla.

 
 
(1) Presidencia municipal [CREO]. (2) Murales al interior de la presidencia. (3) Techo de una oficina de gobierno. (4) Camino hacia el exconvento de no sé qué Virgen.
Tlaxcala, Puebla.

Pero no había hoteles libres JAAAAAAAA! Así que nos quedamos tres días en Tlaxcala, (a la que igual planeábamos ir).

Nos pareció un rancho menos pintoresco de lo que imaginábamos. Cuando íbamos llegando sólo se veían las casas en pobre estado, con sus propios maizales y caballos flacos en el patio, al más puro estilo de los estereotipos gringos.

Sin embargo al llegar al hotel la cosa fue diferente, puesto que era todo náis, con alberca, patios, juegos para los niños, salones de convenciones (que de hecho tenían conferencias), y restaurant bar, todo con una decoración rústica y cara bonita.



  
 
(1) Vista de los patios del hotel desde el cuarto. (2) Dibujito de un árbol con un conejo en la base hecho con el vaho sobre la ventana de la habitación. Relevante por alguna razón desconocida. (3) Restaurante camino al ex-convento de la Virgen de noséqué. Vendían chapulines y chinicuiles. No comí nada porque estoy a fucking dieta. (4) Vista de atrás de la Iglesia de San Pedro [CREO].
Tlaxcala, Puebla.

En fin, pasamos el día tratando de ubicar los museos y lugares de interés, pero no viendo realmente nada, así que sólo tomé fotos random. (Bien... En general siempre tomo fotos random).

Los taxis son encojonadamente caros, pero para mi suerte los pagaban mis padres, que si por mi fuera me iba a pie entre pueblos (porque el hotel estaba hasta la orilla de la ciudad, colindando con otro pueblito), pero por otra parte, nos dimos cuenta de la poca condición físicoturistera que tenemos ya: nos cansamos muy rápido, buscábamos cosas específicas y, cuando has visto varios museos, tienes mayores expectativas de lo que puedes aprender de éstos. En definitiva estar con mis padres me hace envejecer con ellos. (Pero eso es un tema que tocaré en la siguiente entrada, en el resto de nuestras vacaciones).

Al día siguiente nos levantamos temprano, fuimos al mercado a desayunar, (otra cosa que también es encojonadamente cara es la comida, de veras que yo sentía que estábamos gastando casi como España) y decidimos ir a las ruinas de Cacaxtla.



 
 
(1) Iglesia que encontramos por ahí mientras subíamos una cuesta hacia las ruinas. El chiste de la "toma" es que está entre los dos volcanes. (2) Adentro? Arriba? de Cacaxtla. (3) Restos de mural en una de las habitaciones del rey. (4) "Mijo, algún día todo esto será suyo" Camino y vista de la otra pirámide. Porque básicamente Cacaxtla era donde vivía Peña Nieto y la otra perdonennorecuerdosunombreporquenofuimos donde vivía la prole.
Cacaxtla, Puebla.

Yo estaba secretamente emocionadísima hasta el tope porque aaaaaaaamo las ruinas. Desde pequeña hemos visitado México con el propósito de ver las pirámides, las distintas culturas, vasijas, rituales y así~, y pues ya, me volví una ñoña de la historia para siempre.

Hacía mucho que no visitábamos una ruina en México (8 o 9 años) así que era un placer sentir el aire presionado y el cansancio de subir las cuestas para llegar a la zona arqueológica; ver el paisaje de variados tonos verde y esa extraña sensación de que el cielo está limpio de nubes pero el sol no quema, sentir el suelo naturalmente fértil, la grama, el camino sinuoso y andado, el olor de las pirámides...

Es una experiencia muy peculiar, algo que sólo comprendes cuando haz pisado ese suelo atiborrado de naturaleza, y cuando haz olfateado ese perfume que trae consigo la piedra.

Lamentablemente me quedé con las ganas de sentir la piedra en mis pies, y subir los montones de escaleras, contar y sentir que nunca llegas, y que extrañamente cada que volteas a ver el paisaje al pasar los escalones se ve distinto.

Igual y yo era simplemente una niña con mucha imaginación.




Después de todo siempre he tenido esa mala maña de pensar mucho.