lunes, 9 de mayo de 2011

En la ciénega

Estaba concentrada en encontrar un lugar vacío para sentarme en camión, cuando vi un asiento al lado de una chica que, claramente, no quería ceder el lugar a nadie. La expresión disgustada en su rostro me repelía sentarme, pero no fue hasta que cruzamos las miradas que la sorpresa nos invadió y de inmediato me coloqué a su lado.

Saludos cordiales, sonrisas.

-¿Qué has hecho? ¿Cómo has estado? ¿En qué escuela estás?

-Música, dije, mientras sonreí tratando de ocultar el orgullo y la satisfacción.

-¿En serio? ¿Y no se infartaron tus papás? ¿No se volvieron locos? -preguntó, ella, con su vocecita delicada y tan fresa como siempre, pero que de alguna manera nunca me molestó.

-Sehp. ¿Y tú?

-En la FECA Nomesorprendelagentefresaterminaahíohbellaamigamía Aunque yo quería entrar a diseño de modas. -Puse mi cara de "es tan " y su sonrisa incluída- Pero mis papás me dijeron que si estaba loca y terminé entrando aquí, por lo menos hasta que salga podré estudiar eso. Aunque... No es tan raro, "música", siempre te gustó mucho. Recuerdo que fuiste tú la que me enseñó "Martinillo", e inclusive ahora me acuerdo de cómo va, es de que si veo algún teclado los quito a todos y digo "Mira, yo me sé una canción".

Me sonrojé, le sonreí y desvié la mirada.

-¿Y tus papás cómo están?

-Bien, Mamá sigue trabajando en la primaria. Mi papá se volvió escritor -dije, titubeando todavía ante la idea de presentar a mi padre de esa manera.

-¡¿En serio?! Se le veía mucho. Bueno, a mi se me hacía, siempre se me hizo que tenía traza de escritor, por cómo hablaba. Tu también leías mucho, sabías un montón de cosas. Yo como casi no me gustaba te pedía prestados los que fueran de ángeles y cosas así, que pudiera entender, jaja.

"Qué raro. Me conoce, lo que me gusta, lo que hacía, cómo pensaba, cómo era mi entorno. Pero si han pasado ocho años de eso..." Pensé, aunque, en algún lugar de mí, me alegraba muchísimo tener a una persona que lo hiciera; que me conociera de entonces y pudiera entenderme ahora.

No supo que las sonrisas que le di me nacían desde adentro.
O quién sabe...