viernes, 28 de octubre de 2016

Hay que ir dos veces para aprenderse las calles

Estuve a punto de no tener vacaciones porque había en puerta dar un curso de verano, sin embargo la cosa tristemente murió antes de nacer, así que, sin esperanzas de pago de ninguno de los trabajos que creí que tendría, corrí a los brazos de la casa familiar en mi Rancho Grande (de los que hablaré algún día que recupere esas fotos... y si es que recuerdo qué demonios hice). Ahora, bien, esto no estaba en los planes originales, en los que pensé en ir a Zacatecas una segunda vez, pero ésta vez con Raziel a melosear y ñoñear todo lo que no pudimos cuando fui al curso de dirección, así que la diferencia fue el lugar de donde partiría (y el precio, gracias a que está más cerca~) y la enorme charla con mi madre sobre viajar con el novio y la educación católica. Agradable, ya ven.

lunes, 3 de octubre de 2016

Back to where you once belonged~

He desaparecido paulatinamente. Siempre he pensado en el blog como una compañía, además de una prueba de que estuve por aquí, aunque sea sólo para mí misma. Sin embargo, últimamente, a pesar de que realmente he hecho cosas, que normalmente me gustaría compartir aquí, como vestigio de que las he hecho, para contarle a mis preciosas amistades de blogger, pero por alguna razón no sentí la necesidad, así que no me apresuré a hacerlo. Aún así, a medida que las anécdotas se apilan, mi nostalgia por este espacio se esparce, humeante. Así que, tal vez no en orden, tal vez no todas, pero llegarán.

¿Recuerdan esa vez que Yuriko vino de visita y fuimos a La Farine? Lamentablemente ese precioso local cerró no nos sorprendió porque, pues, macarones de veinte pesos y sólo quedaron las ganas de ir con la comunidad, sin embargo, fue Yuriko la que me hizo notar que volverían a estar en Querétaro.

Convoqué a una reunión y aunque todos parecían estar de lo más puestos, a la hora de la hora sólo llegaron dos chicas, una hora tarde, porque así es el modus operandi.