lunes, 29 de agosto de 2011

Flores



Desde pequeña había estado reacia a la "romántica" idea de la entrega de flores como un regalo.

Eran muchas cosas, desde que no me gusta lo cliché, lo típico, algo que ha pasado tantas veces que dejó de ser especial, hasta que las cosas que son muy vistosas me dan muchísima pena y la tierra nunca me ha hecho el favor de tragarme cuando quiero.



He recibido algunas flores en mi vida, generalmente por parte de mi familia tras un evento importante; ganar un concurso, una graduación, un cumpleaños en que no se les ocurriera qué regalarme. Pero he sido cuidadosa de dejar en claro a mis amigos cercanos (o a los que alguna vez lo fueron) que lo mío no son las flores, aunque todavía no descubro el verdadero por qué, la enorme incomodidad que tengo al recibirlas y no saber cómo reaccionar (evitar la violencia o forzar una sonrisa) me ganan al momento de tomarlas en mis manos.



Aún así, la primera vez que recibí un ramo de flores en un sentido romántico, se convirtió, con el paso del tiempo, algo muy especial.

Yo no estaba lista, -y probablemente sigo sin estarlo-, para recibir los sentimientos de una persona que a mí tanto me quería y que yo negaba querer, la mayoría de las veces de maneras tan hirientes, por pura inmadurez, porque no podía aceptar sentirme así por una persona tan simple.

Gladyss me había dicho alguna vez que las flores, cortadas y regaladas a una persona a quien quieres, se quedaban "vivas" el tiempo que era proporcional al cariño que esa persona te tenía.

Yo quería que las flores se marchitaran, e intencionalmente las descuidaba, aunque siempre las miraba de reojo en el jarrón, viva metáfora de lo que estaba haciendo con nuestra relación. A pesar de todo, las flores siguieron ahí, sin una sola arruga en sus hojas, sin decoloración en sus pétalos. Y me dolía el pecho. Quería tenerla ahí de nuevo. Quería abrazarla, quería acariciar su cara, sentir su respiración cálida y compartir una bufanda en el frío de diciembre.

Pero no se puede. No podemos. No puedo.

Ya no.

Hasta que por fin el día llegó en que las flores ya no dieron más. Recuerdo derramar un par de lágrimas y voltear la mirada fingiendo que nada había pasado desde un principio.



Luego pensé en la impracticidad de las flores. No sólo la planta no va a poder sobrevivir, sino que el residuo no va a durar, se va a marchitar, y eventualmente tendrás que tirarlas y ahí se te fue el dinero en el ramo.



Entonces me puse a pensar ¿cómo, pues, podrías cortejar a alguien de manera más funcional?

Y la vi de reojo en un estante: Algarabía.





Con eso totalmente le daría una cita a alguien.

A esos ramos no les digo que no~ xD

miércoles, 24 de agosto de 2011

If you want to be truly human.

You must not kill people.



Litchi Hikaru Club es un manga basado en una de una serie de obras para el teatro Grand Guignol en Japón. Es una historia llena de violencia, sexo, brutalidad y angustia, que relata la historia de un Club de 9 muchachos, liderado por Zera, con el objeto de obtener la belleza, utilizando una máquina perfecta creada por ellos mismos. Lamentablemente, aunque la belleza sea una cosa casi divina, su admiración y deseo siempre serán imperfectamente humanos.



En Unsuki lo traducía¿mos? Bien, fue un proyecto en el que yo definitivamente no tomé parte, y el cual leí apenas en enero. Lamentablemente, según Onne-chan, Viz licenció LHC y no he podido saber qué demonios pasó. Hoy he encontrado el capítulo 5 en inglés y la curiosidad me carcome. ¿Qué pasará con Litchi? ¿Con Kanon? ¿Con Zera desquiciado por la sublevación de sus peones -y los recuerdos de un viejín diciéndole que va a morir joven? ¿Y esa predicción de la estrella negra? Digo, que es obvio que la primera no va a pasar, así que quiero saber cómo sucede la segunda.



He conseguido los raws y el capítulo final, pero, de nada me sirven si no puedo leerlos, y esta es una historia cuyo trama es imperdible: ver los dibujitos no basta.



Dude, you messed me up...

sábado, 20 de agosto de 2011

Cerezo



Faltaban veinte minutos para las cinco, cuando decidí limpiar el piano, considerando las palabras de mi invitada "llego de cinco a seis".



Escogí uno de los productos de limpieza, en mi ignorancia sobre limpieza de pianos. Ni siquiera sabía que tipo de madera era, pero era madera al fin, según yo.



Cuando estaba en preparatoria, recuerdo que Onne-chan llegó hablando sobre su nueva computadora, Mazapán, llamada así por ser lo que estaba comiendo cuando la descubrió en su cuarto. Pensé en lo espontáneo del nombre, y en cómo yo, a pesar de imaginarme cantidad de nombres para mis posesiones, terminaba con unos ridículos, insípidos, o simplemente demasiado forzados. El único nombre que me llegó al instante fue "Eurídice", mientras oía la mítica historia, y pensé que cuando tuviera un bajo eléctrico, sería para mí como Eurídice para Orfeo. Recordando esto, después de escuchar la historia de Mazapán, consideré los nombres espontáneos para los objetos importantes.



Pasé la franela con pocas gotas del líquido de penetrante olor a cereza.



Sonreí.



Cerezo.



Volteé la mirada y vi la tela que normalmente cubría el piano y había quitado para limpiar.



Algodón azul con un estampado de cerezas azules.

viernes, 12 de agosto de 2011

Improvisando acercamientos



La leía ocasionalmente, y con esa misma frecuencia encontraba en ella algunas cosas que también me agradaban a mí, cosas que usualmente no tenía con quien compartir, gustos incomprendidos a pesar de haber masas de gente clamándose fans. Mi mejor amiga siempre me bastaba para eso y para todo lo demás, pero obviamente no podíamos estar juntas todo el día, por más que yo quisiera.



Quizás es sólo cuestión de gustos, pero siempre me dieron muchas ganas de hablarle; imaginaba que sería muy divertido hablar con ella, el simple hecho de relacionarnos, de debatir o concordar, aquellas cosas que yo sentía teníamos en común.



Hablábamos de vez en cuando. Creo que no consideré en ella algo más que las cosas que hacía; no tomé en cuenta que había un ser humano con experiencias, sentimientos, relaciones y deseos detrás de esas opiniones y gustos que yo veía. Tendría sus razones, pero no se fiaba fácil de la gente, era algo insegura y cortaba la comunicación o la profundización de la relación cada que podía. Intenté salir con ella varias veces, me plantaba, se negaba o cancelaba siempre a último momento, como con vergüenza de salir.



La vi una vez, cuando fue ella quien se me acercó y me invitó a su cumpleaños. No me importó la gente desconocida, porque a pesar de todo, ella me interesaba.



Retomamos la comunicación. Como habla, como se expresa, las cosas que dice y hace, como se comporta conmigo: ella me interesa, como el ser humano completo que es.



Quisiera ser su amiga. Quisiera ser cercana a ella.



Pero esas cosas no se dan así, y yo lo sé. Y sé que esta simple actitud mía la puede espantar, y con toda razón, pero sé que esta vez no se trata de mi habitual sonrisa triste y queja de no tener amigas, féminas con quien compartir. Esta vez se trata de que esta persona me agrada, y quiero acercármele.



En este momento me gustaría tener un manual para hacer amigos .-.



Y luego ella es puro waifu material, toda linda, tímida, mona, hogareña y no sale de su casa todavía menos que yo. Y yo toda agresiva, con poca coordinación motriz fina, brusca y retardada para los acercamientos sociales, quién sabe qué vaya a pasar.

sábado, 6 de agosto de 2011

Nuevas adquisiciones

Mi primer mejor amiga fue Nomo. Era pequeñita, de piel suave y morena, con ojos oscuros y una sonrisa permanente, según yo muy bonita, y según sus pretendientes también. Yo también era muy bonita, según ella, y según mis pretendientes también.

La conocí en secundaria, y los años que estuvimos juntas los recuerdo como los más felices, prósperos en muchos sentidos.

Cada vez que un nuevo pretendiente aparecía para mí, Nomo daba un respingo, sonreía pícaramente y me decía que ya tenía una "nueva adquisición".

Pasaron los años y aquello que me hacía tan "bonita" resultó ser algo que ya no buscaba nadie, y aquello de las "adquisiciones" como sinónimo de pretendiente dejó de ser una verdad en cuanto comencé el bachillerato.

Sin embargo, en uno de los medios en el que me desenvuelvo ahora, cinco años después, "adquisición" es algo también digno de presunción (aunque ni en ese entonces presumía tener pretendientes, así como ahora no presumo adquirir esto).

En lo personal creo que es más fácil de manejar esto que lo otro, aunque sea un poco más solitario, por eso me alegra decir que tengo nuevas adquisiciones


Finalmente llegó mi pedido de Putumayo *raburabu*. Amo mi reloj, al cual no le quise cambiar la hora de Japón, secretamente porque me daba miedo tocarlo descomponerlo.


Mi blusa =Q= Por delante y por detrás. Estira un montón y la tela es de sudadera, toda suavecita como me gusta~ Un extra que me encanta es el gato @Q@ Siempre quise al gato de Cheshire en prendas, pero las pocas que encontraba eran de Disney para niños. Es una de las cosas que me encanta de Putumayo, es la brand cuyos prints más me gustan~


Por otro lado me hice clienta de Muuh~
Después de mi anterior pedido, decidí entrarle a la joyería, con estos dos collares, -aunque con miedo del material porque me causa alergia-. Me gustan bastante, y como es más sencillo usar y combinarlos con ropa normal, ya fueron debidamente estrenados, uno con mi blusa de Putumayo~

La otra parte de mi pedido a Muuh fueron estas muñequeras con anillos. Debo confesar que mi razón para pedirlas fue por la enorme curiosidad que me daba tocar el piano con ellas, ¿cómo se vería? ¿sería cómodo? ¿podría tocar con ellas?
Ahora puedo decir que se ven bien, y es menos difícil de lo que pensé que sería, pero aún así no me da confianza ir a un recital así, porque el anillo golpea en las teclas y un mal movimiento me podría hechar a perder todo... *shivers*





Luego los vestidos por los que estuve a yendo y viniendo con la costurera que nos debe dinero e.é
Resultaron bastante bonitos, aunque hubiera preferido el rosa con la falda más amplia, pero la tela ya estaba comprada para cuando se me ocurrió hacerlo en base a un vestido de Angelic Pretty (Nadie más sorprendida que yo, considerando que AP es de lo que menos me pondría, pero ya ven, creo que llevo algo de Sweet en mí o_o...)
El otro en realidad es una copia de uno que vi en Alcalá de Henares en mis vacaciones, pero que me quedaba levemente (en serio, eran como dos centímetros nada más e_é) chico del busto. En realidad, quedó igualito al modelo original, así que confío en las habilidades (NO EN LA RESPONSABILIDAD) de esa costurera.

En general creo que por fin he satisfecho mi repentina necesidad consumista, y aunque tengo más compras en la mira el hecho de que ya no tengo dinero creo que con esto basta hasta la próxima vez que pueda costear decida comprar nuevas cosas.