miércoles, 17 de abril de 2013

Entre otras cosas, vi Durarara

Lo siento, en algún momento iba a pasar, ya lo veíamos venir.

Estoy tan falta de personas con quién hablar y compartir mis intereses que voy a escribir y ventilar mis frustraciones sobre libros, películas y series aquí también. Y crear un nuevo tag.



Hace unos meses, aprovechando el no tener nada qué hacer un fin de semana, decidí hacer maratón de series, y entre ellas vi "Durarara!".

Juro que esta vez no fue de esas series que dejaba de lado por hipster, y es que, ignorando el hecho de que de verdad me cuesta mucho ver anime porque me da mucha flojera (leo más manga, yo sé que no tiene mucho sentido porque el otro está animado y sólo dejas el capítulo correr media hora, pero encuentro más adecuado para mí leer) la falta de información hacía que no me llamara la atención.



Desde el principio me llamó la atención la estructura de la historia dividida en la cantidad de episodios. Es normal ver cómo en el primer episodio se presenta el conflicto de la serie, a menos que sea un slice of life. Sin embargo, Durarara! presenta sus personajes, sin orden de jerarquía, las relaciones entre sí, y la muestra de sus personalidades en vez de presentar el "nudo"; y, al menos desde el punto de vista de la literatura tradicional (introducción -> desarrollo -> desenlace) eso es no sólo válido, sino que rompe con el esquema de "tienes treinta minutos para decirme de qué van a ir los 26 capítulos".


Ubicada espacialmente (de manera nada sorprendente) en Japón, cuenta la historia del distrito de Ikebukuro y  las personas que allí viven; el conflicto se asoma discretamente cuando nuestros primeros personajes, Ryuugamine Mikado y Kida Masaomi, un par de amigos que se reúnen después de varios años ahora que van a estudiar juntos en esta prefectura comenta que este distrito está siendo disputado como territorio de bandas delicuentes desde hace tiempo. Masaomi, que hace tiempo vive en Ikebukuro, le aconseja al recién llegado Mikado que no busque problemas metiendo su narizota en sus cosas de cholos, ya que éste, como buen muchacho de rancho que llega a la ciudad, parece estar muy interesado en el vandalismo y el recién surgido y misterioso grupo "Dollars".


Poco a poco se presentan los demás habitantes, que son todos unos personajes en la ciudad, que van desde el llamado "Jinete sin cabeza", una motociclista que al pasar a alta velocidad por la carretera deja oír a su paso el sonido de un corcel galopando; Orihara Izaya, un sospechoso chico con una alienación extrema de su condición humana, quien por alguna razón tiene demasiado poder e influencias y una personalidad poco llevadera, Heiwajima Shizuo, un hombre irascible con una fuerza sobrehumana y una adicción al tabaco (la cual obviamente está relacionada a su intención de calmar su rabia, puesto que es una manera de relajar los músculos y segregar hormonas que apacigüen el enojo, aunque sea momentáneamente), Simon, un enorme hombre ruso que trabaja repartiendo volantes para un restaurante de sushi que vende novedoso sushi ruso (él es importante porque me encanta y es mi personaje favorito, maldición XD), entre otros.

Me resulta increíblemente atractivo como la historia se va desarrollando de manera natural, mediante decisiones que todos los personajes toman, todos coherentemente con la personalidad que te han mostrado: y eso me encanta, nadie cambia de repente, nadie tiene una revelación y decide hacer o dejar de hacer una cosa, todo es cultivado en un ambiente y circunstancia.

No puedo ocultar mi gusto por el desarrollo de los personajes, cada uno con su psicología bien establecida, con sus defectos, habilidades y personalidad definidos, incluso cuando el carácter del personaje es no tener una personalidad definida la historia es consistente con ello, y esto es manejado de tal manera que no resulta predecible pues puedes ver a un personaje en distintas situaciones, te familiarizas con él, de manera que puedes sentir más empatía con sus decisiones. Todos los personas son relacionables, todos son muy humanos: no hay ikemen, no hay mary sue, gary sue, todos son imperfectos, todos tienen miedo, son cobardes, quieren ayuda, quieren no estar solos, quieren mejorar, quieren vivir, son patéticos, deplorables y mejorables.


A su vez estoy satisfecha con la historia: no es la historia de un personaje, es una historia con personajes. No encontré alguna cosa que me desagradara, ni en el durante ni en el final (¡y es tan raro quedar satisfecho con el final de algo!): una vez entrada la serie en el conflicto con los Dollars y los otros cholos malandros las cosas se ponen densas y todos los personajes, de una u otra manera se entrelazan, todas las historias coinciden en algún punto, y cuando jalas los hilos de un lado inevitablemente se mueve lo demás: como la vida, y a su vez, en esta sola historia hay acción, misterio, amor (de muchos tipos...), amistad, relaciones familiares, crisis de identidad, y un hombre negro ruso vendiendo sushi con un japonés pocho.

Pero por supuesto que esto no viene de un guión al azar, puesto que Durarara! tiene una novela ligera. Maldita sea, tiene una novela como todas esas series que sí me gustan. Yukiko y Arentas la estaban publicando en Unsuki, pero Unsuki murió hace tiempo (haré alguna entrada llorando por ello en otro momento) así que tendré que buscarla en otra parte.

Entonces, pues, a resumidas cuentas.

Trama: Una buena premisa con un desarrollo inteligente.

Personajes: En algún momento los odié a todos (menosaSimonyaSeltytalvezShizuo). Un muy buen desarrollo de personajes y las relaciones entre sí.

Dibujos / animación: Es un anime promedio. La animación no es excelente, pero no entorpece lo demás. Los dibujos son normales, indistinguibles los unos de los otros excepto por la ropa, la cual, obviamente, siempre será la misma para que puedas identificarlos.

Música: AHAHAHAHAHA. Ya no me acuerdo (ups?), pero como no tengo registrado en mi mente un "era un asco" ni un "pero qué buena es", hasta que no vuelva a escucharla lo dejaré calificado como "promedio".

Shipping material: Personalmente ~no~ shippeé nada. Creo que son suficientes las parejas que te muestran, puesto que equilibran la acción y al drama con sus cosas, además de que de hecho son relevantes para la trama. Aunque hay mucha gente que apoya el Shizaya, no encontré mucho shipping material (genuinamente creo que se odian) hasta como el capítulo 24 -y era angst-. Pero, hey, bueno, cada quien empareja lo que gusta.

¿Lo recomendaría?

Mi mayor recomendación es verla no como viendo "un anime", sino siempre buscando algo más, otra lección en la historia, una reflexión extra (no tienen una idea de cómo me shockeé en cierto momento y sólo me detuve a pensar "Y pensar que todo esto está pasando por no confiar en sus pinches amigos", me hizo pensar en mi propia situación y dije "Aaah, no la vaya a cagar yo así D:"). Pero sí, definitivamente la recomiendo.

Perdonen, es que no tengo amigos :C

martes, 9 de abril de 2013

Adiós a los pinos


En mi tierra lo que hay son pinos, así que cuando llegué aquí me pareció adorable que sus reforestaciones fueran de jacarandas; yo pensaba que la prioridad se le daba a los árboles grandes, robustos, maderosos y cúl, por lo que mi primera impresión al ver tantas jacarandas, hace ya diez años, fue "Qué lindo, pero ¿no deberían tener árboles útiles, además de ornato?". No hace falta decir que es una reverenda estupidez ¿cómo va a ser un árbol inútil por tener flores? Si lo que sea, hasta tiene más ki porque además de ser útil es bello y le da +X de ataque y defensa siendo "x" el número de turistas.

En fiiiiiin.

Mi familia vino de vacaciones aquí, obviamente, porque claramente no se iban a quedar en el Rancho Grande, así que salimos por ahí para romper la rutina.

Fuimos a Bernal, un pueblecillo dominguero muy bonito cuyo obvio propósito es, efectivamente, dominguear. Tiene una Peña (de ahí que se llame Peña de Bernal) y la gente puede ir a escalarla, yo no he ido, pero ganas no me faltan.

 
 

Quiero una casa como esta. No tienen una idea de lo mucho que me gustan las casas antiguas mexicanas de esas criollas D: y de las haciendas y así, hnnnnnghhhh. Cuando sea rica y poderosa tendré una así. Así, como esta. El jardín será diferente... porque este era un estacionamiento más verde. Y no me importa si vivo en otro país, en ese país será. Es más, así va a ser de puro pinche propósito. Porque soñar no cuesta nada. Porque la verdad es que nunca voy a tener dinero.


Fuimos a un balneario. La verdad no soy fans, me da "equis", pero pues querían pasearse. Estuvo muy aburrido, pero sólo reafirmó mi sed de conocimiento de natación. Definitivamente quiero aprender a nadar.
Fuimos a un starbucks. Osea, sólo para que sepan, en mi rancho no hay. Nomás fue para hacerle al payaso. Mi pequeño Beelzebub, como buen metiche que es, fue a todas las mesas a ver qué hacían. Así, nomás, a cagar el palo.



 

Fuimos al Bicentenario (un parque de diversiones). Hacía tres años que no iba, me sorprendí que de verdad hubiera pasado tanto tiempo, y de que a pesar de que mi situación fuera tan distinta, lo sintiera tan cercano.


A final de esa semana me di cuenta de que no fue tan malo como pensé que sería.
Quizás eso de la familia ya no me vaya a dar tanta urticaria.

lunes, 1 de abril de 2013

Hablar con la gente II


El domingo diecisiete de marzo los miembros del taller de Jazz de la Universidad fuimos citados en el Jardín del Arte para dar un concierto a las cuatro de la tarde. Como era domingo y como era puente apenas fue la mitad de las personas que integran el taller. El profesor tocó el violín para sustituir la ausencia de instrumentos melódicos, ignorando descaradamente las cualidades de la guitarra y piano para este mismo fin. Llamó a un clarinetista de otro estado (que más bien era extranjero) y una cantante e ignorando lo trabajado en las horas de clase decidió agregar y quitar piezas, así como improvisar completamente el ensamble con los momentáneamente nuevos integrantes.
El concierto dejó mucho qué desear, con una química pobre entre los miembros del grupo, una indiferente interpretación del violín y una selección deplorable de piezas que no animaban el humor de un público de tarde de domingo.
Al terminar de tocar, nadie dijo nada, como usualmente todos se ocuparon de recoger sus cosas y marcharse sin mirarse entre sí.
Bajé del escenario y caminé con mi hermana y sobrino con todas las miradas sobre mí. Al salir del jardín un hombre mayor se me acercó, y con un dejo de desdén dijo:

-¿Y "Five steps"?
-¿Perdón...?
-No tocaron "Five steps". Les faltó tocar "Five steps".
-Quizás en otro concierto, estas fueron las que tocaron esta vez.
-Deberían tenerla.
-Sí podemos tocarla, pero este no fue el concierto. Ya será la próxima vez.
-Debieron haberla tocado.

Agaché la cabeza como si me quitara el sombrero (hábito que no he podido ni tengo interés en quitar) y me excusé de la conversación.

-Mira, tú, ¡los fans! ¡La fama! -dijo mi hermana.
-Era más bien un reclamo.
-Bueno, esos también son fans.-respondió, terminando la conversación.

Pensé mucho en eso.
Si tienen expectativas de ti, si siguen tus logros, caídas y declaraciones, independientemente de si lo que los motiva es el odio, la repulsión, la admiración o atracción, supongo que sí.

Ellos también son "fans".


Tras tres y medio meses sin usar lolita, el día de mi cumpleaños decidí romper la abstinencia.
En un malentendido con mi hermana no comí nada desde el desayuno, y esperando hasta ya muy tarde, salimos a comer para luego dejar a mi sobrino corretear y jugar en la plaza.
El monumento en el que estábamos se llenó de más niños, y luego llegó el turno de mi hermana de perseguir al mocoso.
Un hombre se acercó a mí.
-¿Esos niños vienen con usted?
Con toda la intención de mandarlo a freír espárragos si quería quejarse de los criajos conmigo, respondí tajante.
-No.
-Ah... -al parecer todo su monólogo mental se vio trabado con mi negativa, así que tardó en retomar el hilo de sus pensamientos- Bueno, verá es que, yo... Bueno, usted... Es que...
La vergüenza en su cara y sus tambaleantes muletillas me hicieron sentir algo de pena y bajé un poco la guardia.
-Verá, es que yo pinto... Y... Bueno, usted... El como se ve... Con los niños... Bueno, pensé que eran... Pero...
Su voz temblaba, sus ojos brillaban al verme. Se detuvo un momento y se quitó el sombrero para luego apretarlo al pecho.
-Parece usted Blancanieves. Blancanieves y los siete enanitos...-dijo, mientras sus palabras se incorporaban a un suspiro.
Si bien la sola frase era risible, recordé la descripción de Blancanieves: "la más hermosa".
Me sentí halagada, asentí con la cabeza y le regalé una sonrisa.
-Gracias.
Había un olor distintivo en el aire, algo entre toda esa mezcolanza de aromas de plaza, de papas fritas, establecimientos de comida y desvanecidos perfumes de mujer.
El hombre se acercaba cada vez más, con una fascinación en sus ojos, esa fascinación que tenía mi nombre.
Fue suficiente para que lo reconociera. Era alcohol.
-Bueno, yo... Verá... Yo no soy de aquí... Y, pues... Yo... -se detuvo, me miró y de nuevo perdió el hilo- Es usted hermosa...
Asentí con la cabeza y di un par de pasos hacia atrás. Mi hermana ya se había detenido a mi lado, pero no escuchaba nada y no intervenía.
-Y... Pues... Yo quería... pues yo quería pedirle su número de teléfono...
Le sonreí. De alguna manera he encontrado la manera de poner barreras mediante la amabilidad. Esa fue una.
-No, no...
-Yo... Yo soy su admirador. ¡Yo soy su más grande admirador...!
-No. -Dije firme y con una enorme y condescendiente sonrisa.
-Pero... ¿Cómo la voy a volver a ver...?
-No lo harás.

Como Blancanieves.
De corazón frío como su nombre.