martes, 9 de noviembre de 2010

Eres como una placa dental

Un día, cuando tenía once años, mis padres decidieron que era momento de arreglarme los dientes.


Usé brakets por un montón de tiempo, no porque tuviera la dentadura con baches, sino porque no podía evitar morder cosas duras o hacer actividades agresivas (coughcoughRECIBIRBALONAZOScoughcough) o simplemente ser descuidada (una característica que aún predomina en mí, como has de saber si es que me conoces), y se me caían a cada rato.

Finalmente, cuando terminé de usar los frenillos, llegó el momento de utilizar una placa, que era masomenos una chiva así:



Pero era verde y con la cosa rosa era más grande y cubría todo el paladar.


La cosa esa era mucho mejor que usar brakets, porque te la podías quitar (:DDDD) antes de comer, o, no sé, cuando quisieras. El asunto era que, si no la usabas mucho tiempo te dejaba de quedar, simplemente ya no embonaba, a´si que, lo recomendable era que sólo te la quitaras para comer, apra que no se llenara de restos de comida, y para dormir; después terminarías el tratamiento y todo sería felicidá con tus dientes no-chuecos.

Pero, como ya mencioné, soy una descuidada.

Un no-buen día, no la encontré. Se me perdió con todo y estuche. Estuve días y días buscándola, y para la próxima cita con la dentista sólo fue un enorme regaño por perderla y un aviso de todo el retraso que le acababa de hacer al proceso de desenchuecación de mis dientes.

Llegó la nueva placa y esa me aseguré (y mi madre también) de no perderla.

Pasó el tiempo, y, al descolgar una chamarra que tenía olvidada en el clóset, la encontré.

ME PASA MÁS SEGUIDO DE LO QUE CREES.

La lavé e intenté ponérmela.

No embonaba.

No había pasado tanto tiempo, pero aún así simplemente parecía que no era mía o que nunca lo había sido. Se supone que estaba hecha a mi medida, con mi molde. Pero ya no más. Pasó el tiempo y ya no me pertenecía, ya no encajábamos.

No eres tú, soy yo, Placa...

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No puedo dormir.

Pero, si te digo la verdad eso no es nada nuevo.

Estoy yendo a terapia, pero tampoco es nuevo, y quizás si te interesaras más en mí te hubieras dado cuenta de que esto pasaba.

Desde que soy niña me cuesta trabajo dormir. Noche tras noche me atacaba la angustia, y tenía miedo. Muchas veces iba a cama de mis padres, pero como era todos los días, terminaron por hartándose de esta conducta y me negaron el acceso a su cuarto.

La verdad es que nunca se resolvió el problema, sólo aprendí a tolerar el pánico. Puedo decir que, aún ahora, a mis dieciocho años, me es tortuoso el momento antes de ir a la cama.

Tengo miedo, pero ahora me burlo de mi misma por tenerlos, lo cual no me los quita, pero hago como que estoy bien y puedo acostarme sin problemas.

Francamente no hacía estas cosas del todo consciente, y tampoco pensaba que estuvieran mal, al menos hasta que el Licenciado me hiciera ver que en realidad yo nunca resolví nada, y no era una victoria que ahora pudiera dormir sola, porque a final de cuentas tengo montones de emociones reprimidas y ese miedo que no se va.

Tanto esta como la semana anterior no he hecho mas que pensar en eso.

Una noche, no pude más, y mi cabeza le daba vueltas a tantas cosas que lo que necesitaba era distracción.

Sé que pude llamar a cualquier persona, pero, quise darle oportunidad al cariño que un día nos unió Raziel y le mandé algunos mensajes.

Me llamó, y creí que tal vez podría dormir esa noche.

Qué racional~


Cada día te pareces más a esos médicos que tanto desprecio...


Diciéndome todas esas cosas de "es imposible que pases más de una semana sin dormir, a final de cuentas el agotamiento te va a hacer caer en el sueño".

Deme más aspirinas, Doctor, hasta que no sienta el dolor o hasta que muera de sobredosis.


Fue vivirlo nuevamente. Estar afuera de la habitación de mis padres abrazada de una almohada y llorando mientras ellos me decían que regresara a mi cuarto.

Pero yo no tenía una de esas estúpidas lampariiitaaaas >___>

Nunca dejé de tener miedo, sólo aprendí a no decir que lo tenía.

Lo único que quería era que se callara. Que dejara de hablar, que dejara de hacerme sentir estúpida por tener miedo.

Pensé en él. Él, que era mi mejor amigo. Creí que él me iba a apapachar, que me iba a hacer sentir bien, porque me conocía, porque éramos cercanos, sabría lo que necesitaba, y sobre todo, querría hacerlo, porque me quería.

Fue una placa dental~

Dejó de embonar. Ya no encajaba.

Placas. Diabólicas placas dentales, señoras y señores, a eso se resume.

3 comentarios:

  1. Guau... tienes toda la razón.

    Como las placas dentales.

    Qué hermosa metáfora sobre cómo el tiempo cambia nuestra relación con los demás.

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  2. POR FAVOR ALGUIEN Q ME DIGA CUANTO SALE COLOCARCE ESTE TIPO DE FRENILLO ..MI MAIL ES YENNI_18_AMISTOSA@HOTMAIL.COM SE LO AGRADECERE BESOS

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  3. es un buen tratamienot kon ese dure 3 años y ahora traygo brk y no dule nada si te los kuidaz

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