Donde los sonidos se conjuntan

Aunque ya hace dos semanas de ello, no he podido sentarme con nadie a platicar sobre mi viaje, y entonces recordé que tenía blog.

Del 20 al 25 de octubre tuve la oportunidad de ir al VIII encuentro de orquestas en Tepotzotlán junto con algunos compañeros de la escuela, y mis sentimientos al respecto están tan contrariados como cuando me sucedían.

Llegamos la mañana del martes, dejamos nuestro maleterío y vagamos inútilmente por la pequeña plaza. Yo quería entrar al museo del exconvento, pero Chema en su supuesta sabiduría me dijo que el día del concierto (que iba a ser allí) podría recorrerlo. Resultó ser una gran mentira, por cierto.

 Compañeros de viaje: Omar (contrabajo), Diego (violín segundo) y Chema (violín primero).

El reparto para la comida fue hecho al dividirnos en dos grupos, unos comerían en restaurante y otros comida casera en la casa de la cultura. Yo estuve en el grupo del restaurante el primer día.

Preciosas personas que conocí allí~ : Jairo (director, cellista y overall badass), Dafne a.k.a. Cinnamon roll: too good, to pure for this world (clarinetista). A su lado Diego y Roberto (cellista), quien aparentemente tiene un vlog y se la pasó grabando a todo mundo.

Terminando la comida era hora del ensayo tutti, con miradas furtivas entre los recién agrupados miembros de nuestro intento de orquesta, checando el nivel de los otros, preocupados por quiénes habían o no estudiado sus partes.

El concertino faltó el primer día y Chema fue escogido para dar afinar ~! (...dio el la casi medio tono abajo :v )

Fred y Omar siendo el 60% de la sección de contrabajos :v

Jairo dirigiendo. Ese hombre fue una de las mejores partes de estar allí; salí increíblemente inspirada de su trayectoria, actitud y su manera de dirigir, espero algún día ser así de buena.

¿Cómo comenzar a compartir el sentimiento de estar allí? Amo el sonido de una orquesta afinando, el la que comienza por el oboe y va creciendo hasta inundar la sala, es un momento de intimidad que me fascina; así que quizás comprenderán la frustración que sentí de llegar y que me dijeran que no había un piano para mí. De alguna manera pidieron un teclado prestado para que pudiera utilizar, un yamaha de seis octavas y media sin peso, pero con touch.

Yo iba prácticamente iba a ese cochino encuentro a tocar una pieza, el Danzón no. 2 de Arturo Márquez, pero fue casi inútil porque, por supuesto que entre la masa de casi setenta personas, con metales, alientos, percusiones (¡cuatro timbales!) y cuerdas un pequeño tecladito yamaha no podía competir en sonido. 

En una nota triste, de todos los directores que había sólo tres estaban medianamente preparados para el reto de llevar compases y marcar entradas, y sólo dos para pedir ataques, dinámicas e intención, y nop, ninguno de esos dos dirigió la pieza en la que tocaba, así que también fue cuestión de lidiar con una idea vaga del compás y ninguna entrada. 

El itinerario estaba dividido en cuatro horas de ensayo seccional, cuatro de descanso y comida y cuatro de ensayo tutti, y los primeros días sólo me senté a soportar las burlas de mis compañeros porque solo tocaba en una pieza, no había piano, mi teclado no se oía y yo no podía tener ensayo seccional porque mi sección era sólo yo. 

Me vi relegada a estudiar en el teclado en un camerino y lo que sentí fue bien pinche triste y patético y en lo posible no quisiera recordarlo c:

¡Pero yo no me iba a quedar así! Así que mientras me agandallaba el único piano de la casa de la cultura, la maestra tutora de las maderas y el director encargado de dirigir los tangos (uno de los buenos) me dejaron ensayar con ellos y poco a poco pulir la pieza. Dafne y yo tocábamos dos solos en el danzón y al final de la hora de estudio logramos sacar un sonido decente, sólo para enterarnos ese día en el tutti que todos los solos los iba a tocar el acordeonista y nada de lo que habíamos avanzado se iba a interpretar.

Logré mendigar ensayos con contrabajos y para el penúltimo día el director se sentó a explicarme su manera de dirigir y supervisar mi seccional (que, aunque comprendo la idea que tenía lo comparto su concepción: ¿dejar el 4/4 y marcar a 2 y con esa misma medida marcar el 6/8 y el 7/8? Nooooope, lo siento...) además de arrejuntarme con percusión (y notar que el tempo fluctuaba tremendamente entre las tres secciones), pero el danzón simplemente no amarraba. Fue ahí donde experimenté de primera mano algo que sólo sabía en teoría: un director puede hacer que una orquesta suene distinto, y es que por más que intentábamos complementar sus fallas, al final la batuta la tiene él y aquí completamente aplica lo que dice la frase de las mamás "¿Y si fulano se avienta de un acantilado tu también vas?": sí, nos tenemos que aventar, además de que teníamos que sumarle el hecho de que teníamos un solista con el que no aprovechábamos los ensayos, el día del concierto de gala me sentí perdidísima, con una acústica nada favorecedora: no podía escuchar al acordeonista y en nuestros solos (puesto que había reemplazado al clarinete, trompeta y violín) tenía que perseguirlo porque rubateaba tanto que me preguntaba si lo mejor no sería simplemente dejar de tocar.

Nuestro concierto de gala fue en éste precioso lugar de acústica poco agradable c: ~

La capilla es preciosa, me hubiera encantado verla a detalle como visitante, pero también se sintió genial estar como músico invitado~

'pa que vean que sí estuve, allí, pescando al acordeonista :v

Mi principal objetivo al querer participar en un encuentro de éste tipo era para ver si mi sonido era capaz de estar a la par de una orquesta, cosa que no pude resolver debido a la falta de piano, pero vivir la experiencia de estar en una orquesta, con todo el protocolo, ensayos seccionales, tutti, atender al director, siendo el mío un instrumento solista o de música de cámara, fue increíble, y ese sentimiento de estar frente al público con una orquesta y levantarse del asiento al entrar el concertino es algo que guardaré con mucho cariño en mi memoria.

Cada quien habla como le fue en la feria, y aunque musicalmente hablando me quedé con muchísimas ganas de dar más, mis compañeros ofrecieron un buen concierto con el resto del programa.

Con la Morelia's people~! Elías (fagot), yo (piano), Dafne (clarinete), Jairo (director), Quique (viola), y abajo, Diego (violín).

Casi toda Qrew~! (Faltó Yimná, violinista y compañera de cuarto). Donají (flauta), yo (piano), Chema (violín), Fred (contrabajo), Roberto (cello), Dafne (clarinete), Omar (contrabajo), y en el primer nivel, Diego (violín).

Fue toda una experiencia, pero ésto es sólo una parte, espero poder contar lo demás, así como otras reflexiones luego~

Por el momento, si toleraron mi montón de quejas que probablemente no entendieran (por aquello de que necesitaría explicar exactamente qué y en dónde en la partitura), muchísimas gracias por la atención~